Una vez finalizada la 63 edición del Festival de Cine de San Sebastián, queremos hacer un repaso por las películas presentadas y los premios otorgados
La apuesta por la innovación en la Sección Oficial
Una vez visionadas todas las películas pertenecientes a la sección oficial del festival de San Sebastián, cabe destacar una apuesta por la innovación arriesgada por una estética visual bien lograda. Quizás sea este el motivo por el que que nos hemos topado con un número interesante de filmes que han generado mucha controversia dando rienda a suelta a reacciones totalmente opuestas. No es fácil poner de acuerdo a todo el mundo en obras tan personales como “High-Rise“ de Ben Wheatley, “Evolution“ de Lucile Hadzihalilovic o “Amama“ del vasco Aiser Altuna. No por ello se ha dejado de dar la oportunidad a darse a conocer en Donosti a títulos más conservadores como “Truman“ de Cesc Gay o “Moira“ del georgiano Levan Tutberidze, cada uno fiel a los principios de un estilo de cine muy diferenciado pero poco innovador dentro de su propia materia. Puede que en este compendio nazca la riqueza de ofrecer un abanico de posibilidades que puedan suponer retos distintos para cada tipo de espectador.
La sección oficial no se ha replegado de grandes nombres de la élite cinematográfica. No hemos disfrutado de obras maestra como las que hay en Cannes, pero tampoco se puede desmerecer el trabajo de unos programadores que juegan con el calendario en su contra y que ven año tras año como Venecia o Toronto se acaba llevando las mejores cintas que desecha Cannes. Tampoco puede optar a nuevos cines aun más rompedores que lo visto aquí por su tendencia por ir a festivales más especializados en la experimentación fílmica como Locarno y Rotterdam. Y aun con ello, hemos podido disfrutar de títulos interesantes como cruda “Sparrows“ de Runar Rúnarsson , director de la reputada “Volcán” (2011) o “Les démons“ del canadiense Philippe Lesage.
Como no podía ser de otra manera, el palmarés del Festival Internacional de San Sebastián, ha generado un revuelo generalizado aumentando la polémica. Pocas sorpresas nos hemos llevado con la doble concha de plata a Ricardo Darín y Javier Cámara por la disfrutable “Truman” (Cesc Gay). Tampoco con el premio a la mejor actriz a Yordanka Ariosa por su papel en “El Rey de La Habana” (Agustí Villaronga). Sin embargo, premios al guion a la “21 Nuits avecc Pattie” de los hermanos Larrieau, sí que ha levantado recelos ya no tanto por no gozar de una buena elaboración sino por descuidar otras obras más interesantes. Lo mismo ha pasado con la mención especial a “Evolution” y la dirección “Les chevaliers blancs” existiendo propuestas más arriesgadas como “High-Rise” de Ben Wheatley. Por otro lado, la concha de oro a “Sparrows” de Runar Rúnarsson ha levantado alguna sorpresa, pese a contar con una sensibilidad que juega a la perfección con el uso de los bellos espacios y apelar a emociones tan humanas que se sienten desoladas en la degeneración moral más demoledora. Se agradece el premio del jurado a “El apóstata” del uruguayo Federico Veiroj, quien se rebela contra los dogmas de la sociedad y cinematográficos en una obra que agradecemos se haya distribuido. Nos apena sin embargo el olvido a un estimulante acercamiento al descubrimiento de la existencia del mal desde los ojos de un infante en la canadiense “Les démons”.
Otras secciones
Gracias a Zinemaldia, un año más hemos podido disfrutar de una selección de las mejores piezas dadas a conocer en festivales anteriores. Mucho se había hablado del personalísimo wu xia de Hou Hsiao Hsien llamado “The Assassin“, una obra que ha superado las expectativas creando una concepción del cine tan estética e hipnótica que asombra en la radicalidad de su puesta en escena. También es de alabar la innovación formal que supone en el tratamiento del Holocausto la película del húngaro László Nemes “Hijo de Saul“ la cual apuesta por un punto de vista individual y veraz que nos enseña aquel infierno como no se había reflejado nunca. Desde Asia nos han llegado maravillas como “Mountains May Depart“ del chino Jia Zhang-ke, un reflejo de las frustraciones pasadas, presentes y futuras del capitalismo ligado a la incomunicación entre padres e hijos. Por su parte, Hirokazu Koreeda se aproxima a la cotidianidad de la propia existencia en su obra más cercana al cine de Yasujiro Oazu “Nuestra pequeña hermana“.
Sin embargo, obras llegadas desde Sudamérica han sembrado dudas como la exitosa película argentina vista en Venecia y premiada por su dirección “El Clan“ de Pablo Trapero, una historia turbia contada desde la indefinición de un tono claro y la constante decisión de agradarse a si mismo y no volcar su talento en su historia. La guatemalteca “Ixcanul“, inflada por su premio a la innovación artística en Berlín, ha ofrecido un retrato verídico de una sociedad indígena incomunicada y maltratada en su ignorancia del mundo urbano, realizando una buen película, pero siendo conservadora en sus formas y volcando todo su interés en un contenido que como occidentales nos es ajeno.
Grata ha sido la sorpresa en Nuevos directores de “Pikadero“ de Ben Sharrock, una aproximación al cine del sueco Roy Andersson desde el punto de vista de la juventud rural vasca. Su puesta en escena poderosa, sabiendo utilizar en todo momento los elementos musicales y pudiendo transmitir en todos y cada uno de sus planos, muta desde la comedia para convertirse en una desgarradora historia que desde su artificio nos enfrenta a la más amarga de las verdades.
Acercamiento al Japón independiente y contemporáneo
Inabarcable ha sido la retrospectiva de cine japonés independiente contemporáneo que ha ofrecido 35 títulos de los cuales vuestro redactor no ha podido visionar ni una cuarta parte. Todas ellas han ofrecido una radicalidad muy libre a la hora de abordar su dirección, cargándolas de movimientos desenfrenados, secuencias sincopadas y difusas y montajes que parecen no tener sentido para acabar uniendo su narratividad en un todo. La fracturación del relato se ha hecho tan evidente como la falta de armonía propia de la que nace el descontento generacional de un cine moderno que se origina en la preocupación por un Japón actual muy peligroso. La familia desestructurada, la presión de los padres sobre los hijos, las suegras contra las nueras, los hijos con las madres, el abandono, la soledad a la que se expone al adolescente (en ocasiones adolescencia que se alarga hasta pasar los 30), son solo algunos de los temas en los que más se ha profundizado . También en desastres recientes como lo acaecida en Fukushima, el poder de las sectas o la actividad terrorista.
Nos encontramos ante unos cineastas que podrán gustar o no a sus espectadores, que pueden provocar el mayor de los sopores y numerosas indigestiones en la narratividad de sus propuestas, pero sin duda, lanzando una lanza en su favor, no se puede negar que suponen artistas honestos que nos hablan de aquello que realmente les preocupa, ofreciendo obras muy personales. El nexo que guardan entre sí, nos advierte de que se avecina una nueva generación nipona cargada de miedos fruto de una sociedad cada vez más enfermiza.
Sobreviví a la cobertura de un Festival
Teniendo que escoger en ocasiones entre 80 pases diferentes por día, la vida del redactor de Festival no es fácil que se diga. Cuando tu medio tan solo cuenta con un corresponsal, todo se torna más complejo. Ha sido duro tratar de reseñar entre cuatro y cinco películas diarias a nuestros lectores, pero no se puede negar el entusiasmo y las ganas con las que he abordado cada una de las crónicas, aunque, como entenderán, no se podrán comparar aquellas escritas a las dos de la tarde que las realizadas bajo presión a la una de la madrugada. Ha sido cansado, pero una experiencia realmente imprescindible para quien ame al cine y quien desee pensar con sus lectores sobre él. Porque este festival, te ofrece la posibilidad de visualizar innumerables tipos distintos de filmes, dejándote la oportunidad de ofrecer tus propios interrogantes, valiéndote de los valientes que han leído estas líneas durante diez días.
En un festival de estas características te topas con los mejores cinéfilos del país. Ha sido un placer poder debatir y contrastar opiniones con estimables compañeros de otros medios como “El antepenúltimo mohícano“, “La película del día“, “Cine Maldito“, “Tierra Filme“, “Cine y sé feliz” y muchos más. Entre todos hemos podido ayudarnos en nuestras propias ideas sobre las estimulantes películas que hemos disfrutado, a la vez de poder gozar de la gastronomía, el paisaje y la arquitectura de una ciudad tan bella como Donostia.
El Palmarés de la 63 edición del SSIFF
Premios oficiales
- Concha de Oro: Sparrows de Rúnar Rúnarsson.
- Premio especial del jurado: Evolution, de Lucile Hadzihalilovic.
- Mejor dirección: Joachim Lafosse por Les chevaliers blancs.
- Concha de Plata al mejor actor: Ricardo Darín y Javier Cámara por Truman.
- Concha de Plata a la mejor actriz: Yordanka Ariosa por El rey de La Habana.
- Mejor guión: Arnaud y Jean-Marie Larrieu por 21 noches con Pattie.
- Mejor dirección de fotografía: Manu Dacosse, por Evolution.
- Mención especial del jurado: El apóstata, de Federico Veiroj.
- Nuevos directores: Le nouveau, de Rudi Rosenberg. Menciones especiales: Drifters, de Peter Grönlund y Vida sexual de las plantas, de Sebastián Brahm.
- Horizontes latinos: Paulina (La patota), de Santiago Mitre. Mención especial: Te prometo anarquía, de Julio Hernández Cordón y Luis Silva, por Desde allá.
- Premio del público: Nuestra hermana pequeña, de Hirokazu Kore-eda. Mejor película europea: Mountains may depart, de Jia Zhangke.
- Premio Irizar al cine vasco: Amama de Asier Altuna. Mención especial: Irene Escolar, por Un otoño sin Berlín.
- Premio de la juventud: Paulina (La patota) , de Santiago Mitre.
- Premio Tokyo Gohan Film Festival: Noma, my perfect storm, de Pierre Deschamps.
- Premio Cine en construcción: Era o Hotel Cambridge, de Eliane Caffé.
Premios paralelos
- Premio TVE. Otra mirada: Paulina (La Patota), de Santiago Mitre.
- Premio FIPRESCI: El Apóstata de, Federico Vieroj.
- II Premio Feroz Zinemaldia: Truman, de Cesc Gay.
- Premio SIGNIS: Moira, de Levan Tutberdize. Mención especial: Amama, de Asier Altuna.
- Premio cooperación española: La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo.
- Premio de la Asociación de donantes de sangre de Gipuzcoa, a la solidaridad:Freeheld, de Peter Sollett.
- Premio Sebastiane: Freeheld, de Peter Sollett.